SEGUIREMOS CORRIENDO
SEGUIREMOS CORRIENDO
No sé cómo llegamos a esta situación, ni en qué momento la gente decidió que era buena idea seguirnos. Lo único cierto es que no queda mucho tiempo. Tengo que escapar y volver a empezar. Comenzar donde aún haya esperanza, donde todavía quieran escucharnos. Tal vez, allí, las cosas podrían funcionar.
Ayer por la tarde se legitimó la dictadura. La peor de las posibilidades alcanzó el poder absoluto, respaldada por los grupos que controlan el aparato gubernamental de este país que alguna vez fue hermoso.
Nosotros también teníamos un grupo, pero jamás quisimos llamarlo grupo de poder. Éramos un colectivo pensante, y como todo pensamiento crítico y contestatario, resultamos incómodos. Éramos personas que cuestionaban, que no se conformaban con los dogmas heredados, con esas ideas impuestas hace más de cien años y que hoy ya no encajan con la sociedad que somos o aspiramos a ser.
Por eso escribimos un libro. Un manual para quienes todavía sueñan con un mundo mejor. Un instructivo para aprender a pensar, a dudar con sentido. Ese sería nuestro modesto legado para la utopía que aún imaginamos.
Después del primer libro, supimos que faltaba mucho por decir. Escribimos el segundo, el tercero, el cuarto… hasta que nuestras ideas se convirtieron en una enciclopedia. Quizá, viéndolo en retrospectiva, fue ese el momento en que nos volvimos peligrosos. Peligrosos para quienes hoy se apoderaron del poder.
Proteger esa enciclopedia se volvió nuestra prioridad. No arriesgaríamos nuestro legado. Sabemos que nosotros podemos desaparecer en cualquier momento, pero los libros deben sobrevivir. Nuestra esperanza es encontrar una generación que los tome como base para construir lo que nosotros no pudimos.
Antes del amanecer, ya estábamos corriendo. Huyendo de este país, que alguna vez fue tan bello. Y con cada metro que avanzamos, se une más gente. No quiero ilusionarme en vano, pero parece que muchos piensan como nosotros. Son ellos quienes nos impulsan a seguir sin detenernos.
Porque aunque logremos escapar, aunque pongamos a salvo la enciclopedia, aún queda un camino largo por recorrer. No me refiero a un camino físico, sino mental: un trayecto hacia una sociedad donde nuestras ideas puedan debatirse libremente, donde aún exista esperanza. Tal vez, aún podamos hacer de este planeta un lugar donde todos, sin excepción, quieran y puedan vivir en paz.
No me siento cansado, aunque ya no sé cuánto tiempo he corrido. Sé que existe la posibilidad de no lograrlo, pero habremos ganado si hacemos una diferencia en las personas que ahora corren con nosotros. Cada vez son más quienes creen, como nosotros, que esto es lo correcto. Tal vez aún no hemos cambiado el mundo, pero mientras más personas corran con nosotros, estaremos un poco más cerca.