UNA PÁGINA PARA EL FUTURO
UNA PÁGINA PARA EL FUTURO
Hoy es 31 de julio de 2025. Mañana comienza agosto, el mes en el que cumpliré 28 años. Cada vez más cerca de los 30.
Hay una película llamada Tick, Tick… Boom! —que, a su vez, es una adaptación de un musical con el mismo nombre— escrita por Jonathan Larson. La historia es biográfica y nos muestra cómo Jonathan, a días de cumplir 30 años, siente que no ha logrado nada relevante en su vida, especialmente al compararse con sus ídolos. Está por cumplir 30 y su primer gran éxito no llega.
Yo nunca he tenido un problema con la edad ni con la idea de “avanzar rápido” en comparación con otros. Pero sí he tenido, desde siempre, un deseo de legado.
Me explico mejor: siempre he querido dejar algo mío para la posteridad. Algo que trascienda, que demuestre que logré algo que importe. Mi objetivo no es tan concreto ni tiene el límite de tiempo que tenía Jonathan Larson, pero en esencia creo que busca lo mismo: dejar huella.
Hoy, con 27 años, soy licenciado en Derecho, tengo una maestría en Derecho Procesal Laboral y fundé mi propio despacho. Para muchos, eso significaría que no llegaré a los 30 “en ceros”, y quizá sea cierto.
Pero un título, un despacho o incluso una buena carrera no garantizan un legado. No garantizan que diez años después de que ya no esté en este mundo, alguien pueda recordar quién fui o preguntarse si hice algo realmente relevante.
Cuando comencé a escribir estas páginas, lo hice como un blog. Pero los blogs son frágiles; el internet tiene sus propias reglas, y un servidor local no siempre es suficiente para sostenerlos. Así que lo exporté a una página web.
Mientras pague el dominio a tiempo cada año, esta página seguirá viva. Quizá se lea mejor aquí, quizá dure más. Y cada vez que escribo algo, no pienso en mí en este momento ni en la gente que me rodea hoy; pienso en el futuro.
Pienso en un yo de 80 o 90 años que regrese a leer quién fue alguna vez.
Pienso en gente que me conoció y quiera descubrir cómo era por dentro.
Pienso en personas que nunca supieron de mí, pero que a través de estas palabras se hagan una idea de quién fui.
Esa posibilidad me emociona mucho.
Esta página no tiene mi nombre, pero tiene mi esencia.
Cada texto deja huellas muy claras de quién soy. Por ahora prefiero mantener el anonimato, pero el que lea entre líneas sabrá encontrarme.
Mi deseo es llenar este blog de experiencias dignas de contar antes de llegar a los 30. Después… ya veremos. Lo ideal sería continuar mientras el tiempo me lo permita. Y si alguien, algún día, encuentra estas palabras, que vea mi perspectiva de las historias que viví, de las que fui testigo o de las que alguien me contó.